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EL CARRILET DEL DELTA DEL EBRO 04/2012


En el despertar del siglo XX las comunicaciones por el Delta del Ebro eran extremadamente deficientes debido a su característica geografía aislada y a la falta de inversiones. La única vía de circulación era el propio rio y el transporte en general era de poca capacidad y muy lento, hasta que apareció la solución que trajo la revolución a la comarca.


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El Delta del Ebro (foto gaby)


Entre las altas cañas de la desembocadura, el sol de la tarde de junio se filtraba en nuestra guarida secreta, proporcionando un juego de luz y sombras, que mezclado con la suave brisa que venía del mar, hacia que aquel lugar fuera el más agradable del mundo.

En aquel escenario nos encontrábamos, cómodos y libres, donde esperar, por esperar, esperábamos alguna señal oportuna de nuestros anzuelos, a la vez que nuestra mirada se fijaba en el rio Ebro, que en esos momentos hacia brotar miles de reflejos que nos hechizaban, que nos relajaban, incluso había momentos que nos adormilaban.


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El Delta del Ebro (foto gaby)

Estaba junto a mi más fiel cómplice, mi abuelo, el yayo Manel, aquel hombre todavía alto y fuerte, de tez oscura y arrugada, con ojos grises y mirada furtiva, conocedor de todos los secretos y rincones de aquellas tierras. A mis doce, trece o catorce años, cuando por fin abandonaba la rutina de los meses de colegio y agarraba fuertemente los meses de libertad que me proporcionaban las vacaciones, pasar unos ratos con el yayo, significaba vivir momentos muy entrañables que siempre recordaría.


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El Delta del Ebro (foto gaby)

De ahí que, entre esos momentos que nos aportaba la pesca, los paseos en barca o las caminatas por el Delta, mi inquietud y mi curiosidad, hacían que continuamente buscara la forma de arrancar a mi compañero de aventuras, alguna que otra historia de aquellas que sabía él y que a mí me dejaban realmente fascinado. Y es que el yayo Manel pocas cosas me negaba y así, mientras lentamente recogía el sedal, el proyector de cine que andaba por su cabeza se ponía en marcha y no tardaba en complacerme.

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Los Llauds en Tortosa.


Fue precisamente él, quien me hablo por primera vez de los Llauds del bajo Ebro, unas embarcaciones alargadas de unos veinte metros de eslora y dos de manga, realizadas en madera embreada y con vela latina, que se empleaban para el transporte en general. Estas barcas nativas del Delta, que podían transportar entre 300 o 400 sacos de arroz y que usaban la sirga para remontar el rio y para bajarlo soltaban la vela izada, dejándose ir a merced de la corriente, fueron los verdaderos protagonistas a las dos orillas del rio, para que la zona comenzara a desarrollarse a finales del siglo XIX y principios del XX.

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Llaud 

También me hablo más de una vez sobre el famoso Vapor “Anita”, que desde el 20 de octubre de 1916 que fue botado, hasta el año 1929 que fue clausurado, se considero el más eficiente medio de transporte para pasajeros que tenía la zona del Delta del Ebro. Con sus 32 metros de eslora y 5 de manga, podía transportar 192 personas y 800 sacos de arroz, movido por dos ruedas de palas a estribor y babor. El Anita hacía el trayecto de La Cava a Tortosa parando junto a varias localidades, incluso cuando el río tenía suficiente agua en invierno, había llegado a subir hasta Mora de Ebro, aunque esto fue en muy pocas ocasiones. El vapor fue un símbolo del bajo Ebro, del cual sus habitantes aún cuentan muchas anécdotas.

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Inauguración del Anita en Tortosa.

El yayo me contó más de una vez una historia sobre el vapor Anita que me quedó grabada para siempre y que muchas veces llegue incluso a no creérmela, resulta que en el año 1929, por los problemas del poco caudal que tenía siempre el rio y la competencia que suscito el ferrocarril, se decidió que el Anita realizara su último viaje y que quedara amarrado junto al paso de barca que había en Sant Jaume d’Enveja.


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El Anita en pleno transporte de viajeros.

Así estuvo un tiempo, hasta que una noche de truenos, mientras la gente dormía, el vapor ayudado por el fiero temporal, se desligo del amarre, marchando lentamente dirección al mar, que era donde al parecer quería morir. El espanto fue por la mañana llegada la calma, al ver que el Anita había desaparecido sin dejar rastro. Casualmente, al cabo de unas horas, lo descubrieron cerca de la finca de Los Reales y lo pudieron recuperar para amarrarlo esta vez de forma más segura en otro emplazamiento. El Anita, que nunca quiso envejecer en puerto, estuvo cerca de diez años fuertemente amarrado en el “Riu Petit” junto a la Isla de Gracia, hasta que la riada del año 1937 lo hizo volver a desaparecer.

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El Delta del Ebro (foto gaby)

Aquí no acaba la historia, pues por el año 1956, pasados casi veinte años, contrataron a un experto buceador para localizar al Anita rastreando el fondo del rio. Finalmente descubrieron el lugar exacto donde se encontraba, su estado era bastante optimo, aunque muy incrustado en el lodo. El buceador tras el examen realizado determino que era imposible sacarlo, y allí se le dejo descansar.

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El Delta del Ebro (foto gaby)

Al cabo de un tiempo, vino un chatarrero valenciano muy capaz, especialista en extraer hierro del rio, para iniciar el rescate del Anita. Fue todo un espectáculo que duro aproximadamente tres semanas, el valenciano monto un complejo sistema de palancas, poleas, contrapesos y cuerdas, todo ello tirado por animales, pero el Anita se resistía, incluso el valenciano, de cuyo nombre no me recuerdo, lo intento con dinamita, pero como se pudo demostrar el Vaporet no quería convertirse en chatarra y agarrándose fuertemente al rio Ebro, no hubo forma que el valenciano pudiera con él. Con lo que, después de muchos años, allí continua todavía, en el extremo Este de la isla de Gracia convertido en una verdadera leyenda.

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El Delta del Ebro (foto gaby)

Yo que tenía debilidad, alucinaba con aquellos relatos, donde algo de magia, seguro que les echaba el yayo Manel, para que tuvieran mejor sabor siempre decía él, aunque con el tiempo pude comprobar que eran más reales de lo que parecían.

Casi siempre pescábamos algún que otro pez, sobre todo él, que sabía cómo y dónde dominar la anjova, el palometón, la lubina, el dentón, la dorada, y otros que no recuerdo, después preparaba una pequeña fogata en la que hábilmente montaba con unas cañas una pequeña parrilla que usábamos para asar el pescado y allí a modo de merienda nos comíamos nuestro botín. Por aquellos días, a mi me parecía convivir con un explorador nativo de esos que se veían en las películas americanas.

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El Delta del Ebro (foto gaby)

Por la noche cuando regresábamos a casa, los dos parecíamos cómplices del robo a un banco, las coartadas estaban elaboradas y estudiadas de antemano, con el arte del disimulo ensayado, aunque sólo entrar por la puerta de casa ya habíamos recibido la primera bronca de mi madre. Primero recibía yo, diciéndome que de donde venía con esa ropa manchada y después el yayo por traer ese olor a zorruno, en fin, todo eran gritos de mi madre que el yayo y yo aguantábamos estoicamente. Durante la cena, mi padre que por experiencia conocía al suyo y sabía más de lo que decía, se lo tomaba a broma metiendo cizaña al yayo, mientras él intentaba mostrar indiferencia guardando silencio. Después entrada la noche, cuando me acostaba, el yayo subía a darme un beso de buenas noches y en voz muy baja planeábamos la próxima.

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El Delta del Ebro (foto gaby)


Otro día seria, aunque fueron varios, mientras caminábamos junto al canal, siguiendo la senda interminable de árboles centenarios que en fila india protegían los extensos campos de cultivo, nos encontramos al Matías, un amigo del yayo, con el que en muchas ocasiones compartíamos paseos y charlas por el Delta.
A la vez que charlábamos, de tanto en tanto, aspirábamos la dulce fragancia de los eucaliptos en flor que por aquellos rincones estaban exultantes, cuando el Matías me explicaba, que por ese mismo camino que andábamos, había circulado el famoso Carrilet de Tortosa a La Cava.
Rápidamente pensé que no debía de desperdiciar la oportunidad y les comente mi deseo de que me hablaran sobre el Carrilet, creo que como siempre, no tuvieron que realizar un gran esfuerzo.

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El Carrilet a la salida de Tortosa.

Matías comenzó destacando, que el carrilet había conseguido abandonar el largo aislamiento que tenían los pueblos del Delta del Ebro con el resto de ciudades, logrando una verdadera revolución social y cultural. Antes de la llegada del tren, se podría decir que había un desconocimiento generalizado incluso de algunas necesidades primarias, como un dispensario para la salud o una escuela para los niños. Imagínate como estábamos de atrasados, que cuando comenzó a funcionar el tren, mucha gente no sabía ni lo que era un billete y desconocía lo que había que hacer para poder estrenar el tren. Sonaba cómico pensé yo, pero el yayo me asentía con la cabeza, reconociendo que era la pura verdad.

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El Carrilet cambio la vida a todos, la abertura al exterior significo mucho para el progreso de la comarca, comenzamos a tener mucha más variedad para el abastecimiento doméstico y de todo tipo. 
Antiguamente, por poner un ejemplo, acceder al mercado de Amposta era una complicada aventura que pocos osaban realizar. Con la llegada de Carrilet, el ir los martes al mercado en Amposta o a los comercios de Tortosa, se convirtió en un hecho casi cotidiano, incluso había que espabilarse, pues de lo contrario, te arriesgabas a no tener sitio en los vagones.


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Depósito de automotores en Tortosa. 

Sobre todo a la bajada, decía Matías riendo, no te puedes imaginar cómo iban de abarrotados los trenes, pues la gente iba cargada con tocinos, gallinas, pequeños muebles y el que menos, llevaba un saco repleto de comestibles, con lo que muchas veces, casi ni se cabía.
Y te acuerdas, decía el yayo, de la gran cantidad de bicicletas de los propios viajeros que llevaba el tren, algunas de esas bicicletas incluso colgaban por fuera del último vagón, en fin, aquellas imágenes no distaban mucho aquellos trenes abarrotados de la India.
De todo ese comercio, también se beneficio la comarca en general, sobre todo las poblaciones de Tortosa y Amposta, que les significo un importante incremento económico, ya que todas aquellas personas que venían con el Carrilet del Delta, compraban en sus tiendas.

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El Carrilet destacando su peculiar morro.

Hay necesidades que hoy en día tenemos cubiertas y que no valoramos lo suficiente, comentaba el yayo, pero antes de llegar el carrilet, aquí en el Delta, si tenías un accidente o cogías alguna enfermedad, lo tenías muy complicado para que llegara un médico de Tortosa pues podría tardar perfectamente más de medio día en llegar. Todo este tiempo se rebajo considerablemente cuando llego el carrilet y la gente pudo ir a los dispensarios médicos con mucha más facilidad. Se podría sentenciar, que el Carrilet nos trajo la salud.


Un Aviso del año 1926 sobre el horario de trenes entre Tortosa, Campredó y Amposta.

Impresionado, intervine preguntando al yayo si también había estaciones de tren y si había en nuestro pueblo, pues nunca había visto ninguna por la zona. El yayo me comento que sí, que a lo largo de los 27 kilómetros que tenía la línea habían unas quince paradas entre estaciones y apeaderos, siendo las más importantes, Tortosa, Campredó, Font del Quinto, Amposta, Jesús i María, L’Esglesia, Sant Jaume d’Enveja y La Cava.


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Estación del Carrilet en Amposta.

Las estaciones se fueron derribando no hace mucho, por los años ochenta aproximadamente, pero en Tortosa, junto al parque Teodor Gonzalez, todavía queda el edificio de la estación principal, convertido hoy día en la Casa de l’Aigua. Las estaciones de tren fueron muy importantes para todas las poblaciones, ten en cuenta, que por aquella época, cuando alguien de la familia marchaba a Tortosa en tren a realizar alguna gestión, era costumbre que todos los demás componentes de la familia fueran a la estación a despedirlo.


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Dos imágenes de la estación del Carrilet en Tortosa.

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Las estaciones del carrilet, que normalmente estaban construidas a las afueras de las poblaciones, en lugares que anteriormente eran campos vacíos, se convirtieron en lugares muy animados y concurridos. Los jóvenes, que gracias al carrilet habían tenido la posibilidad de acceder a los estudios en los colegios e institutos de Tortosa, tenían el punto de encuentro en la estación, los novios también festejaban por sus alrededores, había incluso personas, que solo iban a pasear por la zona para ver el movimiento que se daba en la estación. Fue entonces cuando el Matías apunto, Y era muy posible, que por aquellos días, el jefe de estación fuera un sabio conocedor de la vida personal de muchos habitantes del pueblo…
Al yayo se le escapaba una sonrisa con los comentarios del Matías y comenzó a liar un cigarrillo iniciando una nueva parada y dejándolo hablar a él.

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Estación de La Cava.

Pero no te creas que el tren era como los de hoy en día que van a Tarragona y Barcelona, me decía el Matías sonriendo, el Carrilet se llamaba así al ser de vía estrecha, prácticamente era todo de madera, muy parecido a los trenes del Oeste. Sobre todo cuando llevaba la locomotora de vapor, añadió el yayo. Lo que quiero decir es, que la comodidad brillaba por su ausencia, los asientos eran de madera y carecía de suspensiones y climatización, con lo que los viajes eran muy trotados.

También hay que decir, que entre que paraba muchas veces y que no tiraba mucho, el carrilet era algo lento. Era tan lento, dijo el Matías, que permitía a los jóvenes corriendo un poco, coger el tren en marcha,  por la parte trasera sin que los viera el revisor para ahorrarse el pago del billete.


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El Carrilet de vapor por el centro de Tortosa.

De todas formas, decía el yayo, el Carrilet fue el primer ferrocarril de España, en usar el tren tirado por automotor de gasoil, toda una novedad en el mundillo del ferrocarril, este tipo de tren posteriormente se aplicaría en toda la red del país. Por otro lado, creo que aquel peculiar automotor, era de patente francesa, aunque construidos en España y destacaba por su radiador frontal que le daba una imagen inconfundible.
No te enrolles Manel, que el primer Carrilet, era feo, pero feo de cojones. Dijo el Matias haciéndonos reír.


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Cargando bicicletas en el Carrilet. Estación de Tortosa.

Como el Carrilet al poco tiempo de su inauguración, tuvo una gran afluencia de pasajeros, la Compañía FESA, que era la dueña de la línea, tuvo que poner más máquinas y vagones, instalando entre el nuevo material móvil, algunas maquinas de vapor. Con el tiempo, la línea llego incluso a tener 12 trenes de circulación en cada sentido, una cantidad considerable para los pocos kilómetros que tenia de vía.
Tuvo tal éxito, apunto Matías, que consiguió disminuir tanto la cantidad de pasajeros del servicio que proporcionaba el vapor Anita, que en menos de un par de años, el vapor tuvo que cerrar y ceder todo el transporte a el Carrilet.

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Así continuo todo durante unos años, donde el Carrilet demostraba ser una herramienta capaz e indispensable para toda la comarca, hasta que desgraciadamente estallo la Guerra civil, un periodo fatídico también para el Carrilet, el cual paso a manos del Sindicato Nacional Ferroviario, siendo el propio personal el que se encargo de gestionarlo y hacerlo funcionar, muy a duras penas, hasta el abril de 1938.
Al final de la guerra, el ferrocarril había sufrido muchos deterioros, se evaluaron los daños del tren y de su equipamiento, pero la Compañía FESA se negó a invertir en las reparaciones. Todo y con eso, mucho material se pudo salvar al ser escondido en la Estación de La Cava, evitando lo que le sucedió a otras líneas de tren que perdieron prácticamente su material móvil.

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Noviembre de 1962. Tren en la estación de La Cava.

Llegados a este punto, mientras veíamos a lo lejos las primeras casas bajas de Sant Jaume, el Matías y el yayo, poco a poco se enfrascaron en anécdotas de la Guerra y tardaron un poco en volver al tema del Carrilet, fue finalmente el yayo el que continuo diciendo, que a finales de 1939 se consiguió poner en funcionamiento la normalización de la línea, tras haber sido recuperado y reconstruido muchos elementos del ferrocarril, por sus antiguos empleados, pues muchos raíles habían sido arrancados y muchas estaciones habían quedado deterioradas.


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El Carrilet cruzando por el centro de Tortosa.

A partir del año 1940, en aquellos años de postguerra, sorprendentemente el Carrilet tuvo una fuerte expansión de tráfico de viajeros y mercancías, debido al estraperlo. Muchas mujeres bajaban pan, queso, aceite, etc. de Tortosa y por la tarde volvían con el Carrilet cargadas de arroz del delta. Estas mujeres que generalmente tenían a los maridos presos o caídos en el frente, estaban obligadas a mantener a toda la familia, teniendo siempre un tenso tira y afloja con la Guardia Civil, que había que sortear en cada viaje.


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Humedales del Delta del Ebro (foto Mireia Canicio)

Nos sentamos a la sombra junto a una pequeña presa de regadío, mientras decidimos comer allí mismo unos bocadillos que llevábamos para almorzar. El cielo, inmenso como siempre en el Delta, se había puesto de color azul intenso, a la vez que las hojas de los arboles tiritaban estremecidas por las caricias que les proporcionaba el aire. Recuerdo siempre aquellos instantes como de inmensa libertad, es más, cuando hablan de felicidad, yo la identifico con esos pequeños momentos. 

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Las casas bajas de las tierras del Delta. (foto gaby)

Había días señalados, recordaba el yayo, en que los trenes iban a tope, tanto que la Compañía tenía que colocar vagones especiales, uno de esos días, aunque parezca mentira, era cuando jugaban entre ellos a futbol los equipos de las poblaciones de Amposta y Tortosa, donde entre ellos, existía una enorme rivalidad y la expectación era enorme.



Billete para el paso por el río Ebro en San Jaume.

Transbordador Garriga  Sant Jaume d'Enveja delta ebro

Transbordador Garriga de Sant Jaume d'Enveja. Año 1955.

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Puente sobre el río Ebro "Lo Pasador" en la conexión de Sant Jaume d'Enveja con Delltebre, ahorrando un recorrido de 20 Kms. Inaugurado por el President Sr. Montilla, el 30 de septiembre de 2010. (foto gaby)

Te acuerdas, decía el Matías al yayo, de la cantidad de personal venidos de fuera, que llegaba aquí al apeadero de Sant Jaume en la temporada del arroz, había un gran movimiento por el paso de La Garriga, de collas de plantadores y segadores valencianos, aragoneses y murcianos que cruzaban el rio y que abarrotaban los trenes. Desde luego, el carrilet tuvo que colocar algún tren de más, incluso, fuera de horario, para poder absorber todo este trasiego de gente.


El Carrilet en la estación de Tortosa.

Pero yayo, si el Carrilet ayudo tanto a la gente de la comarca y funcionaba tan bien, porque dejo de prestar sus servicios y no continuo funcionando, dije yo contrariado. El yayo alzo las cejas mirando a su compañero Matías y con voz resignada me comento que, al carrilet le ocurrió el mismo mal que a muchos trenes de vía estrecha, dejo de ser rentable en comparación con los autobuses y camiones. Matías apuntó, que a partir de los años cincuenta, se veía al tren como un atraso, lento e incomodo, no se pensaba en su posible evolución, y por otro lado, para el gobierno de aquella época, todo eran facilidades para el transporte por carretera, realizando inversiones en infraestructuras en pro del automóvil y retirando las subvenciones que tenía el ferrocarril.

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El Carrilet junto al canal.

Finalmente, con sus recuerdos y vivencias bien cargados en sus vagones, el día 31 de diciembre de 1967, un tren de despedida, realizaba el último viaje oficial desde la estación de La Cava a Tortosa, en medio de una gran expectación. Desde aquel día, todavía para muchos de nosotros, se mantiene el recuerdo del sonido de su silbato al llegar a las estaciones, que siempre había marcado las horas de los habitantes del Delta. 

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Año 1967. Último Carrilet en Tortosa.

Escuchando al Matías y al yayo, no podía evitar sentir algo de lástima por este final, pues con el tiempo, aunque nunca llegue a verlo circular, el Carrilet había conseguido formar un hueco de afecto en mis sentimientos, quizás como daba entender la canción del Sr Josep Bo, por haber sido una pieza clave en el progreso de mi tierra.

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Máquina de vapor del Carrilet expuesta en el parque Teodor Gonzalez de Tortosa.

Pasaron bastantes años tras aquellas charlas con el yayo que jamás olvidare, años en los que la vida, como a todos nos sucede, nos hace ir de aquí para allá, sumergidos en las prisas y en los problemas cotidianos, sin percibir que se nos va agotando. Pero aún hoy día, con algo de esperanza, siempre me reservo una fecha, unas horas aunque sean, para pasear por los bellos caminos del Delta y lanzar una piedra al rio Ebro como hacía con mi abuelo.

carrilet Sant Jaume d'Enveja delta ebro

Vías nuevas del Carrilet a la altura de Jesús y María. foto gaby 2012.

Hace muy poco, volví a escuchar noticias sobre el Carrilet del Delta, me enteré con gran ilusión, que un grupo de amigos habían constituido una asociación para rescatar el tren de La Cava con fines turísticos. Esta asociación había conseguido involucrar entre otros, a los Ferrocarriles de la Generalitat, a la Diputación, a los ayuntamientos y a muchos particulares, para recuperar y reformar el material ferroviario de la época, e incluso, al parecer, se había comenzado a instalar vías por la zona de Jesús i María.


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Parroquia de San Jaume Apóstol en Sant Jaume d'Enveja (2012) 

Quizás, no será tan pronto como quisiéramos, pero no sería descabellado afirmar, que el Carrilet de La Cava volverá a cruzar los amplios campos del Delta del Ebro. 

FIN

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Arrozales del Delta del Ebro (foto Avatar de león)

Lo carrilet de la Cava


Felicitar a "Amics del Carrilet del Delta de l'Ebre" por el importante trabajo de mantener el recuerdo del Carrilet del Delta y por los trabajos de restauración, algo que no es sencillo, pero con ilusión y perseverancia seguramente se irá consiguiendo.











3 comentarios:

  1. Faustino ,un servidor era molt minut quan vaigs coneixer el carrilet ,jo mirava tots els dies quan passava pel davant de l'hort dels meus pares tot just al creuament que feia la carretera de Tortosa -Amposta entre Campredo i Soldevila,és diu l'hort del Conno,la meva mare senfadava cada cop que el carrilet matava alguna gallina o aneg,també guardo una anegdota d'un vei que sempre venia a emprar algun estri al meu pare qual cosa esta ocasió va ser un carreto de fusta amb la mala fortuna que el va deixar aparcat tot just al migs de la via ,era un poc sort i no va sentir el xiular del carrilet que pujava de Campredo el carrilet no va parar i va arrollar el carreto destrosan-lo tot,este fumaba en pipa i va ser tant els nervis que buscava la pipa i el portava a la boca jo com era un crio me vaigs posar a rriure que encara el vaigs posar mes nervios,sols repetia i ara que he fet la pipa soltan algun taco ,un altre cop vant celebrar les regates del riu en un campeonat de envarcacions stringer de Espanya i l'hort nostre va servir d'estació o apeadero dels trens especials que vant fer,els pagesos de la zona vant regar els horts perque el public que anava a veure estes carreres no fesin estralls pels horts ja que era temps de melons ,los més atrevitts no vant respectar res a pesar dels camperols.BÉ no bull ser més extens perque no acabaria.
    Passan a un altre tema el qui tingui potestat a l'acces de fotos del carrilet agrairia que si hi ha alguna de l'apeadero de Soldevila me ho faci saber ja que recopilo fotos del carrilet per a exposició de fotos antigues de Campredo la meva adreça electronica és faustnoforescodorniu@gmail .com. gracies

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  2. Bueno jo vaig neixer l,any 1949 i també tinc molts de recorts del carrilet, sobre tot els anys que lo vagó de cua arrivaba hasta lo bar La Ribera que tinc antés que lo nom li vé donat pel fí de trajecte a l,estació de La Cava a la nostra Ribera, perque abans sempre es deia "xeic vindrás a la Ribera" volia dir que si aniries algún dels pobles de la "Partida de Dalt" com anomenabem a Jesus i Maria, Sant Jaume, els Muntells y tots els altres, també coneixia a alguns dels seus empleats, recordo al senyor Manolo Novella, al senyor Palanques, pare i fill i de vista alguns més que no recordo els noms, era tipic vorer cuant baixaben els viatjers al apeadero o a l,estació termini, que anaben carregats de basquets de fruita, sacs d,arros, gabies en conills, pollastres, patos (collvert, cullerots, adenes, algun sarset, rabo de junc, etc.) era costum pagar en especies o donar com agrïment als menescals i profesionals (abogats, metges, notaris etc.)a les plataformes anaven penjades les "maquines" (bicicletes), lo carrilet complia casi sempre tancant els exercicis anual en perdues, pero cal dir que en l,epoca no gaudiem de gaires posibilitats economiques ni de cap clase per fer els desplaçaments i parades que lo nostre carrilet feia estoicament amb una cadencia pausada pero segura a cada estació i apeadero, lo trentaú de desembre de 1.967 vá tancar definitivament les vies per la infelicitat de tots els habitants de les Terres del Ebre, així es la vida xiquets, au andosien i a esforçarse.

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    1. Pienso, que recuerdos como los vuestros son verdaderos tesoros para la historia del Delta de l'Ebre y para el archivo del carrilet. Muchas gracias.

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